y muchos se preguntaran el porque de muchas situaciones...
hoy solo quiero recordarles a cada uno de ustedes llo importante que es para todos el tener algo porque seguir, algo por que despertarse por la mañana y sonreir...
Cuando creemos en el intento de subsumir ontológicamente la génesis histórica del arte bajo un motivo supremo es muy probable caer en la confusión, pues la importancia de concebir un concepto es a través de la visión personal de los individuos, mediante el cual podemos de manera relevante sustraer grandes identidades sobre el arte y como tal de sus expansiones. De acuerdo con el uso filosófico, separar categóricamente la llamada cuestión del origen, se caería en la arbitrariedad de emplear el concepto de origen de forma contraria a lo que dice el sentido de la palabra y lo que realmente significa para cada quien.
Es decir, la definición de aquello en que el arte pueda consistir siempre estará predeterminada por aquello que alguna vez fue, pero sólo adquiere legitimidad por aquello que ha llegado a ser y más aún, por aquello que quiere ser y quizá puede ser.El arte, al irse transformando, empuja su propio concepto hacia contenidos que no tenía.
Sólo puede interpretarse el arte por su ley de desarrollo, no por sus invariantes.
Lo que en él hay de específicamente artístico procede de algo distinto: de este algo hay que inferir su contenido: y sólo este presupuesto satisfaría las exigencias de una estética dialéctico-materialista.
El que lo considerase perecedero y al mismo tiempo lo incluyese en el espíritu absoluto armoniza bien con el doble carácter, pero da pie a una consecuencia que él nunca habría deducido: el contenido del arte, lo absoluto de él según su concepción, no se agota en las dimensiones de su vida y muerte.
El arte podría tener su contenido en su propia transitoriedad. Puede imaginarse, y no se trata de ninguna posibilidad abstracta, que la gran música, como algo tardío, sólo fuese posible en un determinado período de la humanidad y por supuesto un gran cambio para la sociedad es parte de nuestras vidas.
Es decir, la definición de aquello en que el arte pueda consistir siempre estará predeterminada por aquello que alguna vez fue, pero sólo adquiere legitimidad por aquello que ha llegado a ser y más aún, por aquello que quiere ser y quizá puede ser.El arte, al irse transformando, empuja su propio concepto hacia contenidos que no tenía.
Sólo puede interpretarse el arte por su ley de desarrollo, no por sus invariantes.
Lo que en él hay de específicamente artístico procede de algo distinto: de este algo hay que inferir su contenido: y sólo este presupuesto satisfaría las exigencias de una estética dialéctico-materialista.
El que lo considerase perecedero y al mismo tiempo lo incluyese en el espíritu absoluto armoniza bien con el doble carácter, pero da pie a una consecuencia que él nunca habría deducido: el contenido del arte, lo absoluto de él según su concepción, no se agota en las dimensiones de su vida y muerte.
El arte podría tener su contenido en su propia transitoriedad. Puede imaginarse, y no se trata de ninguna posibilidad abstracta, que la gran música, como algo tardío, sólo fuese posible en un determinado período de la humanidad y por supuesto un gran cambio para la sociedad es parte de nuestras vidas.
con amor.
La Autora
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